sábado, 29 de diciembre de 2012

La naranja y su historia en Valencia

Aunque la mitología ya nos habla de la naranja como esas “manzanas de oro” que pueblan el Jardín de Hespérides en el Monte Atlas, allá en el Olimpo, la historia sitúa su origen aquí, en la Tierra, hace unos veinte millones de años, en la época terciaria, aunque aquellas variedades de cítricos poco tienen que ver con nuestras actuales naranjas dulces.

El primer cítrico que se conoció en Europa, aunque hoy carece de importancia económica, es el cidro, probablemente originario de la India y ya cultivado en el siglo IV a.C., cuando Alejandro Magno conquistó aquellas tierras. Hacia el siglo III d.C. ya se cultivaba en Roma y, aproximadamente, a principios del siglo VII están documentados los primeros cultivos en nuestro país.

El naranjo dulce (también conocido como Citrus Sinensis) es el origen de las principales variedades de naranjas que hoy se comercializan en todo el mundo. Su origen hay que situarlo en las regiones del sureste de China y, sorprendentemente, no tiene importancia hasta el siglo XVI, en que forma parte de los continuos intercambios comerciales europeos, sobre todo realizados por portugueses, italianos y españoles.

Precisamente un portugués, Vasco de Gama, llega a China en 1518 y a su regreso, dos años después, introduce nuevas variedades de naranjas de la China (una expresión hoy todavía en uso), de mayor calidad y mucho más dulces que las conocidas hasta entonces en nuestro país.

Los tres últimos siglos han supuesto el afianzamiento del producto en España, fundamentalmente en la zona Mediterránea, hasta convertir la Comunidad Valenciana en la principal productora nacional (por encima del 60 %), europea (el 37 % de cítricos de la CEE) y mundial (2ª productora, tras Japón).

Ya a finales del siglo XVIII, en 1791, el sacerdote Vicente Monzó cultiva la primera plantación de naranjos en Carcagente, en la partida de la Bolsa del Rey.

A comienzos del siglo XIX su cultivo se extiende a Burriana (en el huerto de Mascarós), en 1856 aparecen las primeras plantaciones de mandarinos en Villarreal (a cargo de José Polo) y, en definitiva, a finales del siglo su cultivo se había extendido por todo el Levante español.

El siglo XX conoció una etapa inicial de florecimiento continuo, basado en la introducción de nuevos productos, como la Washington Navel (importada por la estación naranjera de Levante en 1910), lo que ha permitido hoy en día extender el periodo de comercialización a distintas épocas del año, ya que las variedades existentes maduran en distintos momentos. El año 1956 supuso el único revés fuerte a la producción, ya que es la fecha en que se pierde una gran cantidad de producción debido a la tristeza: una gran helada del mes de febrero fue el origen de una plaga que acabó con la hegemonía del naranjo amargo como patrón para nuevas plantaciones, diversificando la oferta para hacer frente a distintas plagas y enfermedades.

En 1975 se estableció el Programa de Mejora Sanitaria de Variedades de Agrios (CVIPS) que introdujo la técnica del microinjerto in vitro para obtener plantas libres de virus. A partir de esta fecha, el cultivo de cítricos ha vuelto a experimentar un crecimiento continuado en nuestra Comunidad.

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