sábado, 2 de febrero de 2013

El cuervo que protegió a Vicente

Cuenta la leyenda que un ave de grandes dimensiones custodió el cuerpo del santo tras ser arrojado sobre la muralla de la Valentia romana

De san Vicente Mártir se sabe prácticamente todo. Que venía de Aragón, que fue torturado por los romanos, que murió sin renunciar al cristianismo... lo que se sabe menos de la historia del patrón de Valencia es la leyenda que habla de un ave protectora, muy probablemente un cuervo, que impidió que las alimañas que las autoridades romanas querían que devoraran el cuerpo del martirizado se acercan al cadáver. Ahora, la Universidad Católica San Vicente Mártir se ha basado en la leyenda para crear a Sento, el que será su mascota y que lleva el diminutivo en valenciano del nombre del santo. Se trata de un simpático peluche que representa un cuervo. Los beneficios de la venta de Sento irán para los centros de acogida para ex reclusos de Valencia "Hogar Scala" y el "Piso Claver".

La UCV se centra así en uno de los aspectos más desconocidos de la historia del santo que da nombre a la universidad. En estos casos, es complicado diferenciar la realidad de la ficción. Vicente, que en esos momentos aún no era santo, murió en el año 304, después de ser sometido a cruentas torturas por parte de las tropas del prefecto romano Daciano, que cumplía así el edicto del emperador Diocleciano, que obligaba a todos los habitantes del imperio a que lo adoraran como un dios. Vicente se negó, y fue traído hasta Valencia junto al obispo Valero.

Tras sufrir largos tormentos, el diácono falleció. Aquí empieza lo que se pierde entre las brumas de la leyenda. Dicen que Daciano intentó deshacerse del cadáver del que ahora es san Vicente Mártir de muchas maneras. No lo consiguió, por lo que decidió tirar el cadáver por encima de la muralla de la ciudad a un basurero situado extramuros, donde ahora se alza la Iglesia de San Vicente Mártir, junto a la céntrica plaza de España.

La idea del prefecto romano era que los animales salvajes se comieran el cadáver del santo para que no quedara rastro de Vicente. Sin embargo, cuál no sería la sorpresa de la guarnición romana de la ciudad cuando desde las murallas observaron una enorme ave, según la mayoría de las leyendas, un cuervo de grandes dimensiones, que se posaba sobre el cadáver y lo protegía de los animales salvajes que se acercaban a él. No se sabe cuánto tiempo estuvo el pájaro custodiando a Vicente, aunque todo parece indicar que los romanos, al ver que esa nueva manera de deshacerse del cuerpo martirizado del religioso había fracasado, decidieron recuperarlo y lanzarlo al mar en una especie de saco con plomo, para que se hundiera y desapareciera para siempre. La leyenda, aunque ya no vuelve a nombrar al cuervo misterioso, sí indica que ni por esas lo consiguieron: el cadáver apareció en la actual Cullera, donde fue custodiado hasta que en el siglo V se le dio sepultura, según dice la tradición, en el monasterio de San Vicente de la Roqueta.

Un peluche que no da miedo

Para alejar a Sento de la imagen de los cuervos, las empresas que idearon el peluche que se ha convertido en la mascota de la UCV intentaron suavizar los rasgos de los córvidos: suavizaron el pico, afiladísimo en estos pájaros, eliminaron las garras, situaron los ojos en el centro de la cara -los cuervos los tienen en los laterales-, subieron los orificios nasales a lo alto del pico para humanizar la figura y redondearon el cuerpo, que es esbelto en el caso de estos animales. El peluche se puede adquirir en las conserjerías de todos los campus del centro universitario y a través de la página web de la UCV.

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